domingo, 14 de mayo de 2017

PRENSA LA PROVINCIA Exposición Espacio S/T Las Plamas de Gran Canaria.

De cabeza a la nada

Jacobo Gavira expone sus dibujos bajo el sugerente y enigmático título de 'Nada en la cabeza'

Fabio García Saleh 13.05.2017 | 00:13
Jacobo Gavira junto a su obra en Espacio Cultural S/T.
Jacobo Gavira junto a su obra en Espacio Cultural S/T. LP / DLP







Cualquier exposición siempre supone un descubrimiento, pero cuando recoge las últimas creaciones de un artista cuya trayectoria ha girado durante un cuarto de siglo alrededor de la pintura y recientemente acaba de emprender un sorprendentemente giro creativo y conceptual, entonces el término descubrimiento cobra toda su carga polisémica.
Ya desde su título Nada en la cabeza juega con el significado, porque esta ambigua frase forma parte del juego visual que la exposición propone al espectador, mostrándole que como su propio nombre indica las obras que alberga tienen más de un sentido porque cada una de sus imágenes nada en la cabeza de su creador quien paradójicamente las pintó sin tener nada en la cabeza.
Aunque parezca imposible esta aparente contradicción es posible porque consisten en creaciones pertenecientes al arte intuitivo de un creador, Jacobo Gavira, que confía en la pintura más que en sí mismo, ya que Nada en la cabeza recoge las obras que ha realizado estos últimos meses después de dedicarse durante casi tres décadas a la pintura.
Su reciente interés por el dibujo le ha llevado a realizarlo además sobre un nuevo soporte y mediante un innovador medio, porque las treinta y dos obras que componen Nada en la cabeza han sido creadas sobre un soporte bastante inusual, el acetato transparente con el que ha conseguido crear la ilusión de dibujar en el espacio y aunque no haya una idea conceptual concreta que recorra la exposición, está formada por dos líneas claramente determinadas que chocan sobre sí mismas.
Una de ellas muestra un dibujo analítico realizado con colores planos en gouache o aguada a través del rotulador. El resultado son unas formas caracterizadas mayoritariamente por cierto horror vacui que recuerda ligeramente al pop art de Keith Haring. La otra emplea ceras grasas sobre la misma superficie, pero aunque se siga tratando de dibujo las ceras han sido usadas de una manera muy pictórica, mucho más expresionista.
Esta divergencia trabaja alrededor de una clara intención de crear no-formas surgidas de una visión interior que no trata de mostrar algo reconocible a primera vista. Naturalmente tal concepción de la creación artística dirigida de cabeza a la nada es de un expresionismo radical en tanto que busca expresar el estado de ánimo del artista, sus sentimientos y emociones, más que reproducir la realidad objetiva, hasta el punto de deformar las imágenes para dotarlas de más expresividad.
Sin embargo en los dibujos realizados con gouache no es difícil identificar formas que recuerdan a amebas y en los que ha empleado ceras se adivinan figuras de mayor crudeza que se asemejan a órganos, vísceras y animales. Esto es posible porque Gavira no está interesado en la abstracción por la abstracción sino que se retira de la figura para volver a ella, creando a través de esta huida seguida del retorno una serie de imágenes que según él mismo confiesa se han ido construyendo por si solas durante el proceso de creativo.
Nada en la cabeza muestra una obra tan polisémica como su título, creada por un pintor que tras muchos años se ha decidido por el dibujo, haciendo honor a su interés en la experimentación y a su fidelidad por un tipo de acción pictórica basada en la tenacidad.

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